Quiere recuperar a su hermano.
Pablo Stinga es un joven de Villa Mercedes que desde hace cuatro años vive en España. Está en la provincia para brindar un seminario en la Universidad Nacional de San Luis, donde se recibió en la carrerea de Licenciatura en Matemática. Junto con su mamá, Eva, y su hermana, Julieta, está luchando para recuperar a su hermano, Sebastián, que fue “captado por la secta Cienciología”.
“Fue en el año 2007 cuando mi hermano se pone en contacto con Néstor Benítez, un supuesto profesional que había venido de Castelar, Buenos Aires, para ofrecer trabajo. Este hombre se publicitó por Internet diciendo que es consultor de empresas. Lo que hizo, en realidad, fue captar a jóvenes de la Universidad para introducirlos en la secta. Una vez logrado eso, los captados son usados para sacarles dinero, alejarlos de la familia y convertirlos prácticamente en esclavos”, aseguró el joven.
La secta, conocida como Cienciología se hizo “famosa” recientemente por investigaciones que hizo el FBI en causas por explotación de personas y trabajo esclavo. Entre los acusados figuran estrellas del cine, como el actor Tom Cruise, John Travolta y Mel Gibson. Todos con vinculaciones en la cúpula de la secta.
“Los que integran esta secta se presentan de muchas maneras para lograr entrar en confianza con los jóvenes. Pueden ofrecer cursos ligados generalmente con ayuda profesional para ‘ser feliz’ o sobre ‘cómo aprovechar el potencial de inteligencia’ que se promocionan por Internet o con avisos que reparten en instituciones educativas”, explicó Pablo Stinga.
Contó que Sebastián, “una vez que fue captado, prácticamente no habló más con nosotros. No sabemos exactamente dónde está ni qué es lo que hace. Sí nos enteramos que ha pedido préstamos bancarios importantes y que trabajaría para la secta. Por eso presentamos denuncias y pedimos en distintas instituciones que se investigue lo que pasó con mi hermano y que hagan algo para evitar que estas situaciones se produzcan”.
En el año 2008, la familia Stinga hizo una presentación en la Defensoría de Pobres y Ausentes de Villa Mercedes. La ratificó a fines de ese año en la Justicia Federal de San Luis, donde se inició una causa caratulada “Rodríguez Eva Irma S/denuncia delito contra las personas”. Más tarde hizo lo propio en el Juzgado Federal de Morón, Buenos Aires.
Además de la Defensoría y la Justicia Federal, la familia envió notas exponiendo la situación al Obispado de San Luis, al Vaticano y a la UNSL, instituciones que respaldaron la necesidad de investigar el caso.
Pablo reveló que en España mantuvo contacto con familiares de gente que está pasando una situación similar. “Allá hay organizaciones que trabajan para apoyar a las personas que buscan rescatar a sus seres queridos que fueron captados por la Cienciología. Lamentablemente, en Argentina no hay instituciones de estas características y existe mucho desconocimiento. Ese es el principal escollo que tenemos para que avancen las investigaciones y para que se tomen prevenciones en todos los ámbitos donde este tipo de sectas actúa para captar a jóvenes”.
Recordó que Sebastián fue “captado” cuando organizaba unas jornadas de ciencias económicas en la FICES. “Allí se presentaba el señor Benítez a quien nunca pudimos lograr que se lo investigue”.
“Debemos luchar principalmente contra el descreimiento de la gente, porque la gente nos dicen ‘cómo van a captar a una persona mayor que sabe lo que hace’ o bien ‘es un chico inteligente’, pero justamente la secta actúa de tal manera que es difícil darse cuenta en qué momento se produce la captación. A mi hermano le ofrecieron trabajo y cursos de capacitación; le regalaron libros de Dianética y así lo fueron introduciendo”, señaló.
“Es una especie de lavado de cerebro que se produce casi sin que uno se dé cuenta. Modifican el pensamiento y las emociones. Al captado lo aíslan de su familia y amigos. Hay casos denunciados por explotación y trabajo esclavo en los cuales dejaron a personas prácticamente en la ruina. De todo esto hay muchas pruebas, pero lamentablemente aún hay descreimiento”, añadió.
De acuerdo con la investigación que hizo Pablo, el principal fin de la Cienciología “es el dinero y el poder”. La secta busca “manejar a la gente, ofreciéndole la superación de supuestas limitaciones y problemas personales. Pero al mismo tiempo le van exigiendo dinero. Les dicen que deben hacer cursos que tienen sus costos. Si no pueden pagarlos, piden a parientes y amigos; luego sacan préstamos hasta que se convierten en dependientes de los jefes de la secta y trabajan prácticamente sin poder cobrar nada”.
Recordó que el año pasado fue la última vez que se “cruzó” con su hermano. “Fue cuando salió de la empresa donde suponemos que trabaja. Pero no quiso saber nada, ni hablar de nada. Lamentablemente está desconectado y ha cortado con la relación que tenía con nosotros y sus amigos”.
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